Mensaje radial de Monseñor Juan de Dios Hernández Ruiz, SJ, obispo de la Diócesis de Pinar del Río, el domingo 26 de mayo de 2024, fiesta de la Santísima Trinidad

Queridos hijos e hijas, soy Mons. Juan de Dios Hernández Ruiz, obispo y pastor de todos.

Ha llegado la Solemnidad de la Santísima Trinidad, la fiesta de un Dios que es Padre, Hijo y Espíritu Santo, por eso la liturgia de la Iglesia nos regala, a través del evangelio de San Mateo, el encuentro final de Jesús con sus discípulos, que tiene lugar en un escenario significativo: en Galilea, donde todo inició; y en un monte que evoca la presencia de Dios con su pueblo con su pueblo congregado en el Sinaí. En este nuevo monte/ encuentro surge el nuevo pueblo mesiánico universal. Se recuerdan las dudas por las que había pasado los discípulos y que deben ser superadas con la presencia del Espíritu.

Las palabras finales de Jesús, sin duda, fortalecen a los discípulos de ayer y de siempre. Él se compromete a no dejarlos – dejarnos- solos en la tarea misionera. Él estará siempre caminando al lado del discípulo hasta el fin del mundo. La adhesión a Cristo en ningún lugar se verifica mejor que en la ayuda y solidaridad con el necesitado. Y este trabajo del misionero siempre estará respaldado por la comunidad, porque “donde dos o más se reúnen en mi nombre, allí estoy yo”.

Hoy La Iglesia dedica este domingo a celebrar a Dios en sus tres Personas, por eso debemos empezar diciendo que la Trinidad Divina es un misterio. Entra en la categoría de todo aquello que no podemos entender con la razón. Es algo que sólo podemos comprender cuando Dios nos lo revela.

El misterio de la Santísima Trinidad -Un sólo Dios en tres Personas distintas-, es el misterio central de la fe y de la vida cristiana, pues es el misterio de Dios en Sí mismo. Aunque es un dogma difícil de entender, fue el primero que entendieron los Apóstoles. Después de la Resurrección, comprendieron que Jesús era el Salvador enviado por el Padre. Y, cuando experimentaron la acción del Espíritu Santo dentro de sus corazones en Pentecostés, comprendieron que el único Dios era Padre, Hijo y Espíritu Santo.

Los católicos creemos que la Trinidad es Una. No creemos en tres dioses, sino en un sólo Dios en tres Personas distintas. No es que Dios esté dividido en tres, pues cada una de las tres Personas es enteramente Dios.

Padre, Hijo y Espíritu Santo tienen la misma naturaleza, la misma divinidad, la misma eternidad, el mismo poder, la misma perfección; son un sólo Dios. Además, sabemos que cada una de las Personas de la Santísima Trinidad está totalmente contenida en las otras dos, pues hay una comunión perfecta entre ellas.

Con todo, las personas de la Santísima Trinidad son distintas entre sí, dada la diversidad de su misión: Dios Hijo-por quien son todas las cosas- es enviado por Dios Padre, es nuestro Salvador. Dios Espíritu Santo-en quien son todas las cosas- es el enviado por el Padre y por el Hijo, es nuestro Santificador. Lo vemos claramente en la Creación, en la Encarnación y en Pentecostés.

En la Creación, Dios Padre está como principio de todo lo que existe. En la Encarnación, Dios se encarna, por amor a nosotros, en Jesús, para liberarnos del pecado y llevarnos a la vida eterna.

En Pentecostés, el Padre y el Hijo se hacen presentes en la vida del hombre en la Persona del Espíritu santo, cuya misión es santificarnos, iluminándonos y ayudándonos con sus dones a alcanzar la vida eterna.

Los cristianos al persignarnos lo hacemos «En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo». Cada vez que hacemos la Señal de la Cruz sobre nuestro cuerpo, recordamos el misterio de la Santísima Trinidad.

– En el nombre del Padre: Ponemos la mano sobre la frente, señalando el cerebro que controla todo nuestro cuerpo, recordando en forma simbólica que Dios es la fuente de nuestra vida.

-…y del Hijo: Colocamos la mano en el pecho, donde está el corazón, que simboliza al amor. Recordamos con ello que por amor a los hombres, Jesucristo se encarnó, murió y resucitó para librarnos del pecado y llevarnos a la vida eterna.

-…Y del Espíritu Santo: Colocamos la mano en el hombre izquierdo y luego en el derecho, recordando que el Espíritu Santo nos ayuda a cargar con el peso de nuestra vida, el que nos ilumina y nos da la gracia para vivir de acuerdo a los mandatos de Jesucristo.

El misterio de la Trinidad no podemos entenderlo con la sola razón, necesitamos de la fe ya que se trata de un misterio. Es un misterio hermoso en el que Dios nos envía a su Hijo para salvarnos. Pidamos a Dios que tomemos siempre el ejemplo de la Trinidad como modelo de unión, diversidad y comunión.

Que María de la Caridad nos acompañe siempre.

Un comentario sobre “Mensaje radial de Monseñor Juan de Dios Hernández Ruiz, SJ, obispo de la Diócesis de Pinar del Río, el domingo 26 de mayo de 2024, fiesta de la Santísima Trinidad

  1. Neidys GRACIAS!!!!!!! Gracias por las oraciones FELIZ y SANTA SANTISIMA TRINIDAD GRACIAS Unidos en el Corazón de Nuestra Madre, y con Ella al pie de su Hijo sediento en la Cruz Ese, que no cabe en lo máximo, habita en lo mínimo. Autor desconocido AMDG Saludos René HORIZONTESDECRISTIANDAD.ORG TODOCATOLICO.ORG TWEETER @todocatolicoO

    “Prefiero una Iglesia herida, accidentada, manchada por salir a la calle, que una Iglesia enferma por la comodidad y el encierro de aferrarse a sus propias seguridades” (“Evangelii Gaudium,” 49).


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